miércoles, 13 de enero de 2010

Desde el otro lado. Entrada XVII

Ayer mismo me puse en contacto con vosotros para contaros las noticias que me llegaban sobre la inundación de varias grandes capitales europeas. Hoy me han llegado otras peores aun, pero que no puedo explicar en demasía ya que los detalles de los que dispongo son muy escasos.

Las centrales nucleares de La Garoña, en Burgos, y de Vandellós en Tarragona, explotaron hace cinco meses, produciendo una catástrofe terrible en la zona. Sobre la central de Vandellós la verdad es que no he recibido muchas noticias, pero sí sobre la de La Garoña, gracias a un ingeniero de caminos que está escondido en un zulo en Vitoria. Me ha contado que la explosión se escuchó a mas de cuarenta kilómetros a la redonda, y que él estaba escondido en su casa, en una finca de Treviana, tambien en Burgos. Por miedo a que la radiación le matara cogió un carro y dos borricos, y salió de allí echando humo en las herraduras de los animales.

Me contó que llegando a Erriberagoitia, un pequeño pueblo que está cerca de Vitoria, la atacaron cuatro locos vestidos de pastores y se escapó por los pelos. Se puso a correr como un loco por el bosque que estaba cerca de la carretera y los perdió de vista. Él no quería desprenderse de los pobres borricos, y al pasar unas horas, al anochecer, volvió hasta la carretera para ver si seguía allí el carro, con la esperanza de que aquellos tarados solo se hubieran llevado lo que contenía el carro.

Su sorpresa fue tremenda al ver que aquellos desalmados ¡Se estaban zampando a los borricos! No eran cuatro, ni cinco. Ni tampoco eran diez. Era un pueblo entero y se los estaban comiendo sin ni tan siquiera cocinarlos, como si fueran meras bestias salvajes. Me contaba que allí habían por lo menos treinta personas, entre abuelos, niños y mayores. Y todos estaban dando cuenta de los borricos, en un claro que había a la derecha del camino.

Madre mía, dos burros viejos a repartir entre treinta personas... El caso es que me siguió contando que se alejó de allí, por miedo a que le encucharan, y se internó en el bosque buscando algún sitio apartado en el que poder hacer noche y partir de nuevo hasta su destino, una casa que tenían sus padres en la que todos los años en época de uva, sacaban un dinerito con el vino que conseguían destilar. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando al adentrarse cada vez más en el bosque, se topó con una tabla de madera en el centro de aquella arboleda oscura. Se agachó, retiró la tabla, ¡Y encontró un agujero lleno de munición, linternas, comida enlatada y una emisora antigua! Era un puto zulo de ETA, y era la salvación a sus problemas. Me ha contado que no mide más de cuatro metros por cuatro, pero que está tan bien camuflado que solo se ve si te tropiezas con él. ¡Qué fuerte madre mía!

Y de momento nada más, solo que intentando hacer funcionar el cacharro, me escuchó hace una semana contando lo de los tres del supermercado, y decidió ponerse en contacto conmigo para intercambiar información. No ha sido mucho, pero esto es lo que hay. Le he contado la situación de Argentina, Perú y Suiza, y la de mis compatriotas en Valencia y Extremadura, aparte de algunas historias sueltas de gente que no quiere ser escuchada por miedo a ser reconocida. y digo yo, ¿Por quien? ¿Tantas radios de estas hay en España?

La verdad es que yo le he cogido el truco a esto de ponerme en contacto con gente de otros lugares, y me he hecho con dos mapas que habían aquí en el bloque y los he colgado en la pared de esta habitación con unas pocas chinchetas. Uno es un mapamundi, y otro es del territorio español. Mediante chinchetas de colores voy marcando los lugares en los que sé que alguien se ha puesto en contacto conmigo a través de la radio. El mapa español ya tiene unas veinte chinchetas, y el mapamundi unas diez. ¡Al menos ya tengo una familia nueva, como en Gisicom cuando aun existía Internet! Qué tiempos...

Bueno, tengo que dejaros. Más adelante me volveré a poner en contacto con vosotros, ya que no tengo mas remedio que salir a por comida y a echar un vistazo al centro de mando de la gasolinera. Espero hablar con vostros dentro de dos o tres días.

Saludos desde el otro lado.

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