viernes, 8 de enero de 2010

Desde el otro lado. Entrada XIV

Hola a todos. De nuevo soy yo. A todos los que me oyeran por última vez, ya sabéis que emití el último reporte recibido de David, que emite desde Suiza. Nos contó cómo ha encontrado un bunker y como va camino de eliminar a los que acabaron con la vida de su mujer. Desde aquí, todo mi apoyo para su vendetta. No es bueno matar, a nadie le agrada, pero a veces hay que hacerlo. Desde que el mundo se volvió loco, es lo más importante que he aprendido.

Hasta hoy, he recibido numerosos reportes desde cientos de lugares diferentes, uno incluso de Japón, de parte de un tokyota que hacía lo imposible por hablar conmigo en un irreconocible inglés, que, para qué nos vamos a engañar, ni él lo hablaba bien, ni yo tampoco, por lo que la comunicación entre ambos fue prácticamente imposible. Tan solo le entendía que estaba solo, que vivía bajo un edificio sin luz y que su mujer o una mujer que vivía con él se había vuelto loca. Algo así. Su nombre es Kim Harada. Si alguien quiere intentar ponerse en contacto con él, que lo haga. Seguramente le hará falta tener compañía.

Algo común a todos los mensajes recibidos, es que la gente se ha vuelto loca. Casi todos me hablan de neonazis, salvajes, caníbales, nómadas, pandilleros, psicópatas y padres de familia buscando venganza. Tan solo apoyo a estos últimos. Ellos tienen una razón para vivir... y para matar.

Hoy me encuentro muy negativo. Revolviendo entre los escombros de lo que fue mi casa, he encontrado una foto de hace unos años, cuando todo era normal. Crisis, guerras, hambre, cambio climático y esas cosas. Pero éramos felices. Y digo éramos, porque en esa casa vivía con la que fue mi novia, que esta puta guerra se la llevó de mi lado. Nunca la dije de verdad lo mucho que la apreciaba, lo que la necesitaba. Y ahora que no la tengo, no me canso de decirle sobre su tumba cuanto la hecho de menos. Es muy triste dormir tan cerca de ella y no poder tocarla ni escuchar su voz. Miro su foto, y se me saltan las lágrimas, sin poder evitar que los llantos inunden toda esta habitación.

Ahora que tengo la foto aquí delante, junto a la radio, puedo ver todos los días lo fresca y sincera que era su sonrisa. Sus ojos verdes y grandes me mareaban en su profundidad, y solo era capaz de salir de ese trance cuando alejaba mi mirada y la enfocaba hacia sus rojos y carnosos labios. Tendríais que haberla visto. Era energía positiva pura. Reservada, pero una vez se dejaba conocer, demostraba lo gran persona que era. La echo mucho de menos.

Es por eso que entiendo a David. Es por eso que entiendo a todos con los que hablo cada día y cada noche, y les doy mis ánimos para que no desesperen e intenten ver lo bueno de esta vida. Ellos al menos pueden buscar a los asesinos de sus familiares y poner fin a su vida, pero yo... Yo lo único que puedo hacer es aferrarme a la vida e intentar ayudar a todo el que se me ponga por delante. Esa es mi única felicidad.

Es por eso que entiendo los motivos de... ¡Joder! ¿Como se llama este chico? Vaya tela. La gente se pone en contacto conmigo, me cuenta sus problemas, me da ánimos para que siga conectándome a este aparato tan anticuado, y yo, desagradecido, olvido sus nombres. ¡Vaya tela! Pues amigo, si me estás escuchando, lo siento.

Como decía, entiendo los motivos de este chico para partir en busca... Mejor que os lo cuente él:

El otro día escuché una transmisión en el equipo de radio que aún hoy me hace estremecer. Provenía de una parte de Perú y en él, una voz que me heló la sangre, narraba cómo se habían desencadenado los acontecimientos por allí. Al parecer, el principal problema que tienen los supervivientes es el suministro de agua potable, y los repetidos ataques de un grupo de seres ululantes que en ningún momento calificó de “humanos”. Pese a lo tétrico de la voz que salía del aparato de radio, su tono escondía una melancolía que me hizo enviarle un mensaje de ánimo pese a que inicialmente pensara que podría ser alguna banda en busca de supervivientes a los que saquear. No he vuelto a saber nada más de él. Espero que siga bien, aunque hoy día es difícil que algo permanezca bien por mucho tiempo...

Para no volverme loco, casi al principio de mi llegada a este lugar, decidí adoptar una cría de búho real al que le hablo como si fuera una persona. En una de mis expediciones me encontré con un nido de estas aves, pero había sido arrasado no se muy bien por quién o por qué... Sólo quedaba una cría con vida, y recordaba haber visto estos animalitos en la televisión, donde decían que eran fácil de criar en cautividad y que podía ser usado en el arte de la cetrería. Esto me vendría muy bien. En unos meses se ha puesto de un tamaño imponente y, a veces, incluso me asusta cuando viene hacia mí, veloz, con las alas desplegadas completamente. Por cierto, le puse de nombre Matt, en honor a Daredevil, mi personaje de comics preferido, cuando leía comics...

Espero que alguien escuche este mensaje en algún lugar, sea donde sea. No es el mensaje más optimista, lo se, pero a mi modo de ver las cosas no es para ser muy optimistas, aunque animo a todos a luchar y sobrevivir hasta el último aliento. En cuanto amanezca partiré en busca de una chica y de su prima pequeña de las que intercepté un mensaje hace un día. Contaba la chica que estaba en la estación de esquí de La Covatilla (buen sitio para esconderse, pensé en su momento), pero que la habían seguido unos nómadas del norte y que temía por su vida, ya que había salido a por provisiones cuando se vio amenazada por esa banda de hijos de puta.

Si este es el último mensaje que emito ya sabéis lo que significa; se acabó para mí. No obstante, la idea de poder rescatar a estas pobres chicas me puede, aun a riesgo de que probablemente no vuelva. ¿Qué puede hacer un ex abogado friki, armado como buenamente puede, atacando frontalmente, sin el resguardo de mi hogar, a un grupo de nómadas salvajes y desesperados? La respuesta es sencilla; mucho. Ya lo veréis. Está amaneciendo...


Espero que no sea su último mensaje. Como decía antes, creo que haces muy bien en ir a yudarlas, aun a riesgo de tu propia vida. La soledad que sentimos no es buena, y lo mejor es que intentéis haceros con buena compañía cuanto antes. Pero no lo olvidéis, nuestro mundo está lleno de mala gente, dispuesta a cualquier cosa con tal de sobrevivir. Recordar a mi amigo Larmdh, de la Argentina. Allí se están comiendo a sus amigos, a los que un día fueron sus compañeros. Tened cuidado, no sea que acabéis la noche como la cena de alguien.

Nos veremos pronto. Ahora, voy a bajar a rezar. Espero que todo os vaya bien.

¡Joder, qué puto frío hace!

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