martes, 15 de diciembre de 2009

Agradecimientos

Todo lo que hoy escribo, tanto lo bueno como lo malo, he de decir que fue gracias a la misma gente a la que hace dos años tan solo conocía a través de Internet.
Esa gente me acogió en su foro y me ayudço a que me integrara en él de la manera en la que mejor me sintiera, fuera lo que fuera lo que yo hiciera mejor. Por ese entonces no escribía relatos ni nada por el estilo, pero de repente, me encontré regentando una sección dedicada a tal menester.
De poco en poco, la sección fue inundándose cada vez más con historias salidas de las mentes más prodigiosas que yo jamás había conocido. Conocía a Stephen King, a Tolkien a Michael Crichton, pero solo sus nombres y sus legados, no a aquellos que se escondían tras aquellos nombres.
Los que volcaban sus relatos en aquella sección, tenían nombre y apellidos, pese a que yo los conocía tan solo por sus avatares y sus nick, que en literatura llamaríamos pseudónimos. Pero poco a poco, fui conociendo a las personas escondidas al otro lado de la red a través de los mensajes que de vez en cuando iban escribiendo en el foro.
Hasta que un día, viendo la calidad de aquellos que llenaban mi cabeza con historias ajenas a mi mundo, decidí probarme escribiendo el primer relato que aparece en este Blog, La larga espera.
Tuvo buena acogida, y la crítica no fue muy dura conmigo, por lo que me aventuré a escribir más y más. Hasta que un día llegué a este Blog en el que comencé a mostrar al mundo lo que era capaz de hacer.
No me va mal, he llegado a las seiscientas entradas (muchísimas ellas de mis conocidos de aquel foro) e incluso algún desconocido (solo uno) ha tenido la osadía de comentar lo que le parecía alguno de los relatos (mil gracias).
Pero, este fin de semana, estuve a punto de dejar de lado el Blog. Durante un par de semanas, el índice de audiencia era mínimo, tan solo de dos o tres personas, y los comentarios brillaban por su ausencia. No sabía nada de la opinión de la gente, y la verdad es que me inquieta el no saber si no gustarán las cosas que escribo.
Pero este lunes, al mirar el Blog y ver el comentario de aquel desconocido, y la subida de visitas de una manera tan brusca (casi cincuenta en un solo día) mi corazón dio un vuelco, y me convencí a mi mismo de que al menos, la gente seguía entrando y "disfrutando" de mi pluma.
por ello, escribo esto para agradecer a todos aquellos que algún día entraron en el Diario Inquisidor, y no volvieron a hacerlo nunca más.
A todos aquellos que me animaron a seguir escribiendo, sin importar lo que la gente opinara de mis relatos.
A los que de vez en cuando, entran en el blog, y aunque no dicen nada, miran, leen, y, por qué no, disfrutan de lo que acaece en mi mente.
Pero, sobre todo, doy las gracias a toda la Comunidad de Gisicom, que son los que realmente me ayudaron a llegar hasta aquí, y que, aunque ahora mismo no estamos tan en contacto como antes (todo se andará)sigo teniendo siempre en mi cerebro cada vez que escribo un nuevo relato.
Y, de todos ellos, a Lord Givaudán, que desde el mismísimo principio, me ha estado apoyando de verdad, como si de un amigo se tratara, a pesar de que nunca nos hayamos visto ni conocido, al menos en persona. Él escribió un relato, que se está convirtiendo en una historia muy buena y original, y la colgó en su propio Blog, y yo, envidioso que soy, seguí su ejemplo abriendo el mío, bajo su incondicional respaldo.
Es por él que escribí el relato que colgaré a continuación, ya que nació como una historia paralela a sus Crónicas del fin del mundo, pero que no llega a lo que él tiene edificado en su frikizado cerebro.

Por eso, gracias a todos por aguantarme.

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