sábado, 5 de junio de 2010

Desde el otro lado. Entrada XL

Ya estoy aquí de nuevo. No he tardado mucho ya que no tengo mucha hambre y he cenado una simple tortilla. Hoy he recogido casi una docena de huevos. He descubierto que las gallinas me producen más huevos cuanto menos las visito. Así que a partir de ahora solo me acercaré a los corrales cada tres o cuatro días, en vez de todos los días.

Hacía mucho tiempo que no recibía un mensaje de ningún compañero. Pero ayer por fin lo recibí. Era de Larmdh, nuestro compañero argentino. Parece ser que está muy bien, contando con las penurias que ha pasado claro. Os dejo con su voz, que no sé si para vosotros lo será, pero para mí es como un bálsamo cada vez que la escucho:

Hola José, espero que puedas escuchar este mensaje.

Hace bastante que no podía usar la radio. Como te conté en mi último mensaje, pude llegar a otra de las chacras o haciendas, para que me entiendas, y luego de que curasen mis heridas, la familia se ocupó de mí mientras sufrí una gran depresión. Esta pobre familia cultivaba unos pequeños huertos y extraían agua de un pozo, pero en su humildad, compartieron conmigo todo lo que tenían. Menos la energía eléctrica de la que antes contaban, ya que sus paneles estaban rotos por una granizada, y los cables de tensión estaban caídos, por lo que no tuve forma de hacer funcionar su radio y comunicarme con mis compañeros de puesto.

En este momento me encuentro de nuevo en mi refugio con mis compañeros y con toda la familia que me ayudó, refugiada conmigo. Es que hace poco, inicié mi retorno al puesto, y en mi primer día de viaje, una extraña lluvia de meteoritos... no, en realidad, de fragmentos de metal, se abatió sobre esta zona, destruyendo todo a su paso y formando una franja de tierra arrasada por el fuego y los impactos. La lluvia comenzó a aparecer delante de mí, por lo que tuve que retroceder corriendo hacia una depresión natural del terreno que supo protegerme. Pero en seguida me di cuenta de que la lluvia de fragmentos también caía sobre la chacra. En cuanto se detuvo aquella lluvia infernal, corrí hacia la gente que me había cuidado.

Allí me encontré con un panorama desolador. Todo destruido como por efecto de una gigantesca metralla. ¡Hasta los huertos! La tierra quedó calcinada, las piedras que delimitaban el pozo de agua quedaron semiderrumbadas, y ni señales de la gente. Comencé a mover todo lo que pude, tirantes de madera, chapas, escombros,...y nada. Hasta que un sonido, un leve golpeteo, me llevó hasta levantar lo que habían sido las planchas metálicas del techo de la cocina, y como allí el golpeteo era más nítido, seguí removiendo escombros hasta una puerta en el piso de la cocina. En realidad era un cuadrado de cemento, parecido a la tapa de una cisterna, y allí, luego de quitar la tapa, estaban todos. ¡Y a salvo!

Sucedió que como era ya de tarde, estaban por comer algo en la cocina, cuando sintieron lo que se acercaba. Miraron al cielo y se dieron cuenta de que aquello no podía ser bueno. Aun sin saber qué era, atinaron a levantar la tapa de un antiguo depósito donde almacenaban vino casero, y se encerraron allí, sin tomar en cuenta que, de no haber llegado yo, podría haber sido su tumba. No había posibilidades de levantar la tapa hacia arriba nuevamente por el peso de los escombros depositados sobre ella.

Ya sin hogar, me los traje al puesto. Aquí se abastecen de energía de la red nacional interconectada. Tenemos un gran transformador que reduce la tensión, y algo todavía debe estar funcionando, porque tenemos energía, aunque solo 125 de los 220 voltios originales. Supongo que alguna de las represas hidroeléctricas sigue entregando energía a la red. Mis compañeros estuvieron toqueteando el transformador tratando de mantener los 220 voltios lo más posible, aun sin saber nada del oficio de electricista, pero en cierto punto ya no se pudo más, y de repente, se quedó así. Mientras dure, seguiré enviando mensajes, y trataré de pensar cómo proveernos de energía cuando falle la red.

No sé cual sería el origen de la lluvia de fragmentos, pero eran metálicos, así que algo se despedazó en el cielo sin que yo me enterara. Pero no creo que viniera del espacio, sino no podría identificar de ninguna forma las partículas. Estas eran grandes gotas de metal incandescente, y sobre una pequeña senda de adoquines cerca de la casa, vi como las gotas formaban una especie de capa granulada, como la escoria que produce la soldadura por arco.

Fue, como dije, algo en el cielo, pero no de tan arriba como el espacio.

Lo raro es que hace tiempo que no veo ni aviones ni helicópteros, ni nada parecido.

¿Sabes algo de eso? ¡Pero cómo vas a saberlo, si estás al otro lado del mundo! Pero como este mundo se volvió tan raro, no me extrañaría que también me digas que viste caer algo del cielo...

Ahora que tengo la radio de nuevo, y mientras no se corte la energía que queda, seguiré escuchando y transmitiendo desde Argentina, un abrazo y espero que te encuentres bien, ya que mis compañeros, con lo del transformador, no pudieron escucharlos. Chau! Hasta la próxima.


Esto es todo. Saludos para ti también compañero. Veo que no te has enterado de nada de lo que ha pasado por aquí. Te lo explico por encima para que al menos tengas una ligera idea de lo que ha pasado.

Lo que llovió por el cielo de tu país ha sido la ISS, o más conocida por todos como la Estación Espacial Internacional. Se ha estrellado aquí, cerca de mi posición, y te garantizo que por ir a mirar las he pasado canutas. Tengo un par de costillas rotas y espero que soldándose, y todo por culpa de mi curiosidad.

Al llegar allí me capturaron tres locos y me dieron una buena paliza. Si no fuera por una chica que me encontré de camino allí, estaría muerto ahora mismo. Aun así, el bagaje fue muy negativo porque al final ella murió, y lo peor de todo es que la conocía. No sé si te acordarás d Ida, una chica española que nos habló contándonos que al dormir, unas ratas se comieron los dedos de una de sus manos. Era ella.

Pero al salvarme la vida, aquellos locos la mataron pegándola un tiro. Aún no lo he superado. Ellos murieron los tres, pero no valió la pena. Está todo el mundo loco, y no puedes fiarte de nadie. ¡Me querían comer vivo allí mismo! Estuve escuchando como discutían sobre si comerme crudo o asándome un poco. Es de locos.

Uno de ellos era como un vampiro. Yo creo que estaba como una puta cabra, pero según contaron sus compañeros, se alimentaba solo de sangre, lo que me hizo acordarme de lo que nos contó Cdebroncas, el chico peruano. No sé si la habrás llegado a conocer. Si no es así, dímelo en tu siguiente reporte y te lo cuento por encima.

Saludos a todos. En unos días me pondré de nuevo en contacto con vosotros.

Como siempre os digo, emito Desde el otro lado.

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